6º elemento

La familia López Diaz-Alejo son una familia enamorada de la tierra. Disfrutan juntos del cultivo y la elaboración de sus maravillosos vinos. Para los niños es como un juego con el que aprenden mucho cada año, para los padres un trabajo duro que da unos frutos increíbles. He aquí su filosofía.

Detrás de esta gran familia hay una gran historia. En su casa siempre se ha cultivado la viña, pero el último que elaboró vino en casa fue el bisabuelo, desde entonces en la familia nadie más volvió a elaborar. El oficio del vino se perdió con la modernización del campo a mediados del siglo XX al entregar la uva a la cooperativa. 

Ellos, Rafa y Silvia, han vuelto al origen, continuando allá donde lo dejó el bisabuelo. Sus vinos nacen de la puesta en valor de las antiguas elaboraciones y de la pasión por hacer las cosas bien. Resumiendo, han fusionado el saber hacer de los antepasados con los conocimientos actuales, la combinación de ambas cosas les permite hacer grandes vinos con el sabor y la emoción de antaño junto con la limpieza y perfección de hoy en día, vinos realmente peculiares y emocionantes.

Vino muy pequeño y original, elaborado artesanalmente con mucho mimo de la manera tradicional, lo que da lugar a un vino realmente expresivo y elegante. De edición muy limitada con tan solo 9.000 botellas.
Procede de Venta del Moro (Valencia) y se elabora con la variedad autóctona de la zona, la uva bobal. El resultado es uno de los vinos más curiosos que se elaboran con esta variedad y distinto a lo que esta uva nos tiene acostumbrados, pura expresión, sutileza y originalidad. Este es el vino que todo enólogo hace para él mismo y su familia, por lo que lleva mucho más trabajo y sin añadidos químicos ni sustancias extrañas, todo natural, como siempre se han hecho los grandes vinos, con honestidad. Cada añada es distinta a la anterior y expresa aquello que ha acontecido ese año en la naturaleza.
El cariño que le han puesto la familia que lo elabora es muy, muy especial.

Prueba Respeto, su vino con más carácter.